Filosofía cara...

" El error respecto a la vida, necesario a la vida. - Toda creencia en el valor y en la dignidad de la vida descansa en un pensamiento inexacto; éste es posible solamente porque la compasión por la vida y por los sufrimientos de toda la humanidad está muy débilmente desarrollada en el individuo. Incluso los pocos hombres cuyos pensamientos se elevan en general por encima de sí mismos no abarcan con la mirada esta vida de conjunto, sino tan sólo partes limitadas. Cuando se es capaz de dirigir su observación sobre excepciones, quiero decir sobre los grandes talentos y las almas puras, si se toma su producción por fin de toda la evolución del universo y se toma gusto por su acción, se puede entonces creer en el valor de la vida, porque no se toman entonces consideración a los demás hombres; por consiguiente, se piensa inexactamente.

Y del mismo modo, si se abarca con la mirada, en la realidad, a todos los hombres pero no se da importancia en ellos más que a una especie de instintos, a los menos egoístas, y se los justifica respecto a los demás instintos, entonces una vez más se puede esperar algo de la humanidad en su conjunto, y en esta medida, creer en el valor de la vida, y es así, en este caso por la inexactitud del pensamiento.

Ahora bien: la gran mayoría de los hombres precisamente soportan la vida sin quejarse demasiado, y creen así en el valor de la existencia, pero es justamente porque cada uno ni quiere ni afirma más que a sí mismo y no sale de sí mismo como aquellas excepciones: todo lo que no es personal es para ellos desapercibido o percibido a lo sumo como una débil sombra. Así, por encima, para el hombre ordinario, el valor de la vida sólo consiste en que se atribuye más importancia a sí mismo que al mundo. La gran falta de imaginación de que padece hace que no pueda penetrar por medio del sentimiento en otros seres y en sus sufrimientos.

Por el contrário, quien verdaderamente podría tomar parte en ellos, debería desesperar del valor de la vida; si consiguiese comprender y sentir en sí la conciencia total de la humanidad, estallaría en maldiciones contra la existencia, y consiguientemente el hombre, al examinar su marcha total, no puede hallar en ella su consuelo, su descanso, sino su desesperación. Si se considera en todo lo que importa la ausencia final de objetivo para los hombres, su propia acción toma a sus ojos el carácter de la prodigalidad. Pero sentirse en tanto que humanidad (y solamente como individuo) prodigado lo mismo que vemos las flores aisladas prodigadas por la naturaleza, es un sentimiento por encima de todos los sentimientos. Por otra parte ¿quién es el culpable de ello?, seguramente un poeta sólo: y los poetas saben consolarse siempre."

Pensamiento nº 33, Federico Nietzsche: "Humano, demasiado Humano"

La Cruz del Sur...

Quién no ha mirado las estrellas alguna vez en su vida? Quién no se ha preguntado alguna vez que se esconde detrás de todos esos puntitos brillantes que hacen de nuestro cielo nocturno un espectáculo magico de luz y de contrastes? Detrás de cada minúsculo puntito de luz, detrás de cada constelación, de cada ciclo, de cada luna, hay una historia, una leyenda, un mito... esa curiosa afición del ser humano de encontrarle sentido a todo lo que nos rodea, de encontrarle un significado fantastico a todo aquello que se nos escapa de las explicaciones racionales y logicas...

Todo el mundo habrá escuchado hablar de la osa mayor, de la osa menor, de centauro, del cinturón de orión, de la historia de cáncer, de la mística vida de Selene (la luna) o de los días infinitos del Sol... pero alguien conoce la historia de la Cruz del Sur???..... Hace mucho tiempo mi profesor de mitología nos hizo buscar las historias más escondidas sobre los sinfines del firmamento, entre ellas surgió este mito de la cruz del Sur. Hoy la recordé, la redescubrí... y quería compartirlo, pues seguramente así tendréis un motivo más para mirar el cielo...

La Cruz del Sur está formada por cuatro estrellas las cuales dan nombre a esta constelación, éstas son hijas de Mululu rey de las tribuls aborígenas de la Era del Sueño. Mululu no tenía ningún hijo y cuando la muerte estaba apunto de aparecer tubo miedo del destino que les esperaba a sus hijas. Sin hermanos que protegieran y se encargaran de la caza que recibían de los cazadores de sus tribus, pensó que estarían muy desamparadas después de su muerte. Mululu reflexionó sobre este problema y decidió consultarlo con un sabio brujo. Finalmente, Mululu les dijo a sus hijas que una vez muerto quería convertirse en estrella. Ellas, por su propio bien, tendrían que reunirse con él en el cielo. Cuando llegó la hora de la muerte, sus cuatro hijas siguieron sus instrucciones y fuéron a ver al sabio brujo, el cual trenzó una larguísima cuerda con los pelos de la barba de Mululu, el cual el extremo de la cuerda llegaba al cielo. El sabio brujo les dijo que se treparan por la cuerda. Al llegar arriba, encontraron que su padre les estaba esperando. Mululu las colocó en el cielo como las cuatro estrellas de la Cruz del Sur, y él se instaló bien cerca, como estrella que los europeos llaman Centauro...