A quiet conversation

Confusión. Con-fusión. Ambigüedades, intentos, silencios... Centrifugas de nuevo, dentro de otra burbuja, dentro de otro ciclo... la misma historia, el mismo guión, un mismo papel, una actriz que olvidó su ultima frase de la obra, justo cuando se cierra el telón. Y vuelve a comenzar el espectáculo, malavares, melodías de sentimientos, que se alternan con los aplausos de un publico espectante, el cual espera un final feliz. Hoy ya no entiendo de finales, ni siquiera reconozco los principios que nos llevan a la trama que vivimos en el presente.

Atadas a su cintura las cuerdas que hacen que se eleve hasta el infinito, aparece como angel caido del cielo, una musa vestida de rojo. Rojo amor, rojo intenso, de ese rojo que ciega los ojos... y te nubla la mirada de cualquier gama de colores que no pertenezca a la luz intensa de sus pupilas. Pupilas que se enredan en los hilos de mi alma.

Dolor, deseo, odio, amor, miedo, pasión.

Y volvemos a crear tragedias de las comedias y comedias de las tragedias, haciendo de nuestra vida una novela llena de actos, llena de personajes abstractos, difusos, de nuevo ambigüos... y me pregunto otra vez, reafirmandome en aquello que ya se, que ya conozco, que vuelvo a sentir, y vuelvo a enloquecer... con la música, con el movimiento, con esas manos, con aquella sonrisa, con, con, con... con-migo o sin mi... enloquezco de nuevo, dentro de este astro llamado TODO, que combate con la razón... sin esperanza... sin calma, sin aliento.

Descanso. Pause. Relax... Coge aire, empieza el segundo acto...

Cambian los papeles. Me acerco lentamente, tranquila, segura, intocable, inamovible, haciendo de mi piel la más dura de mis corazas. Hablo pausadamente... hablo mirando al suelo, para sentirme más alta, pues su luz me ciega demasiado como para no sentirme pequeña, indefensa... y piensas..."seré fuerte, seré fuerte" y caes en la desdicha de la debilidad, las palabras se enredan en tu boca, tartamudeas, te mueves de un lado para otro, agitándote, tranquilizándote, y miras al cielo y te vuelves a deslumbrar, y vuelves a deshacerte en su fuego, en su No en su Si. Y te marchas con el sabor agridulce de no saber más que antes, de confundirte aun más que el ayer y menos que el mañana, porque yo no elegí ser actriz, por una vez, quiero ser yo quien desglose el guión... solo tengo un inconveniente... y es que la musa de rojo, es la unica que puede escribir mis versos... con mis lagrimas, con sus dedos...