Negativo de la Bestia Negra

Ella existe, no cabe la menor duda. Yo quizá he creado un rostro que asignarle, igual que tú le crearás el tuyo propio. La Bestia Negra habita en el lado Oscuro del Ser. La Bestia Negra no piensa, actúa por inercia, actúa entre los hilos entrelazados del sentir, actúa cuando el lado de la Luz se debilita, actúa porque está y convive en nosotros. Ella surgió de la caja de Pandora que la humanidad abrió, condenándonos a vivir durante los siglos de los siglos con su presencia.

Ella se siente afortunada por existir, ella siente que es parte del yang, parte de la escalera de grises, parte de la existencia que todos vivimos. A la Bestia Negra le gusta ser la Tragedia, e igual que en la Grecia Clasica, tiene su particular Olimpo de Dioses, el Miedo, la Decepción, la Pérdida, la Rábia, el Odio, la Desesperanza, e incluso la Tristeza...

He sentido, igual que tú, su presencia infinitas veces. Te enmascara, te influye, te susurra para que contínues su sendero, su camino hacía el laberinto, la puerta que se habre hácia la espiral del pensamiento mártir y opresor. Y te castigas una y otra vez porque ella te enseña todo aquello que ni tus ojos ni tu corazón quieren ver.

Ella posee en su cueva el historial negro de nuestras patosas handadas, ella grava en su Mp3 todas esas conversaciones con nuestro Ego, conversaciones llenas de absurdos... ella grava en nuestra memoria todas las caídas y errores para recordarnos que sigue ahí.... Incluso posee todas las Ralladas de Vinilo... !!! ñac-ñac...

A veces handar entre niebla no es tan desfavorable, es igual que el Cálculo de Placeres, sólo desde un extremo, sólo desde el dolor puedes llegar de nuevo al otro extremo, sentir el verdadero peso del placer, del no-dolor, de la tranquilidad, de la Luz... es el peaje que se paga cuando se va con prisas... Tú lo sabes y yo lo se, y sin embargo, estamos condenadas a pasar por su trono una y otra vez. Ella es consciente de eso, y esa misma consciencia es la que la hace, de nuevo, existir.

Hoy la vi y me acarició el alma, no para hacerme daño, ni para prestarme la Tristeza, sino para recordarme que, igual que dice Nietzsche... soy "humana... demasiado humana".